
“Que no mueran los soldaditos. Que no mueran los labriegos. Que puedan sentarse a las orillas de sus casas, como esas familias dominicales que nos miraban cuando nos acercábamos al aeropuerto, cuando vimos que los campesinos asesinados se habían convertido en arboles frondosos entre cuyas ramas volaban pájaros, se oía …
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