[Foto: La Razón ]
[24 Nov 2017]
A un año de haberse firmado el Acuerdo de Paz en el Teatro Colón de Bogotá, el Congreso de la República y su legislatura para la elaboración de las normas de paz, ha puesto en riesgo y ha modificado lo que se acordó en la Habana. El mecanismo de Fast Track está por terminar y aún hace falta aprobar y debatir una gran cantidad de proyectos.
Por un lado y de acuerdo con el informe de la Fundación Paz y Reconciliación, desde el inicio de la segunda lesgislatura en el Congreso, que comenzó el 20 de julio, “el avance ha sido precario tanto por el número de iniciativas aprobadas como por los cambios introducidos para limitar el cambio de las reformas”. Indican que debía haberse tramitado 24 iniciativas en este periodo y sólo se han aprobado 12.
Allí estaban incluidas la reforma política, las circunscripciones especiales de paz, la JEP y estas “han sido mutiladas a medida que fue avanzando el debate y se han apartado en buena forma de los acuerdos de la Habana”. Por otro lado, 12 iniciativas siguen aprobarse, de las cuales 8 no fueron presentadas por el Gobierno y 4 relacionadas con el tema agrario no alcanzaron los debates necesarios. (Le puede interesar: "Balance a un año de la paz: cuatro aspectos de la crisis de la reincorporación de FARC")
“Cuando un proyecto busca cambiar las reglas de juego, los políticos lo entorpecen”
Paz y Reconciliación indicó que partidos como el Centro Democrático “en cabeza de Uribe, desató una dura controversia en contra de los Acuerdos de Paz, haciendo gala de un lenguaje inapropiado y estigmatizante”. Si bien esto ocurría, “el Gobierno capoteo a la oposición con unas mayorías limitadas pero suficientes para sacar adelante los proyectos y de eso da cuenta la primera legislatura del Fast Track”.
Sin embargo, en la segunda legislatura, la división de la Unidad Nacional, el retiro de Cambio Radical y el nombramiento de Rodrigo Lara como presidente de la Cámara de Representantes, “complicaron las cosas” y demostró la imprevisión de Santos para manejar el tema de la paz en el recinto legislativo. (Le puede interesar: "Balance a un año de la paz: FARC, la guerrilla que mayor cantidad de armas ha dejado")
Adicional a esto, el clima hostil en el proceso de creación de normas aumentó por los cuestionamientos y las objeciones que hizo la Fiscalía y la Corte Constitucional frente a algunos temas. También, las actuaciones de los partidos políticos se empezaron a enmarcar teniendo en cuenta los intereses políticos y “su reacomodo en los cargos del Gobierno”.
La gestión de Rodrigo Lara en la Cámara ha sido fuertemente criticada por diferentes sectores de la sociedad en la medida que, bajo su presidencia, siguen aconteciendo actos históricos como el sabotaje de los debates y la votación negativa o en bloque abstencionista. Para la Fundación, si “la idea era abrir el sistema político, contar con nuevos actores en la democracia y lo más importante echar las bases de un sistema electoral abierto y transparente, se ha frustrado”.