Foto: Contagio Radio
Por **Camilo de las Casas - ~~@~~CamilodCasas
24 Oct 2016
Como realidad política sí, como proyecto de país, ese paradigma no existe o es más complejo, el del Sí no me hace Santista ni neoliberal, ni el No Uribestia u Ordeñista, la crisis se va a superar a pesar de Uribe y del propio Santos-
Parodiando a Erich Fromm, “El bien y el mal no existen si no hay libertad para desobedecer”. Ha nacido una expresión de desobediencia en #PazAlaCalle, ¿se prolongará en el tiempo?. La respuesta dependerá de cómo se vayan configurando nuevos espacios y sujetos sociales en su interior y en su relación con el País Nacional que hablaba Gaitán
Estamos en un momento histórico y un viento de ruptura o en una posibilidad de sumar en otro proyecto de país es probable. Desobedecer es romper los propios paradigmas para que nazca, otro modo de construir los programas y las apuestas políticas, de interactuar entre lo urbano y lo rural, entre las clases medias y populares; en los modos de interpretar lo que siente o lo que pasa en los imaginarios de las mayorías, más allá del Sí y del No, en un país tan marcado por el maniqueísmo.
“No todos los de No somos Uribistas, algunos votamos contra Santos, porque la paz no puede ser tanta injusticia, y sé que otros nunca se acercarían a votar porque no creemos en esos políticos”, expresó uno de los millares de Juanes o Juanas- Y así es la realidad, la que se sigue sin ver o descubrir. Aunque ahora el afán es cómo lograr salvar lo acordado en La Habana, es decir, como darle legitimidad, no hay que dejar de lado lo estructural y lo que empieza a identificarse en #PazAlaCalle y en el Campamento de la Plaza de Bolívar, y en la multiplicidad de marchas en otras ciudades de Colombia y el mundo.
Esa legitimidad se va a lograr a tientas antes del 10 de diciembre y tendrá a los del No uribistas, listos para el contra ataque. Es el plazo de Santos para viajar a Oslo con todo firmado. Los militares están con el Sí, en particular los generales, y esto para enfrentar una sublevación de coroneles que escuchan a Uribe; pero además, quiénes están en la cárcel están por el Sí; los distantes por supuesto son aquellos poderosos empresarios que instigaron, planificaron y usaron hasta los militares y paramilitares para sus intereses y también los inversionistas nacionales y extranjeros que ven un país incierto para sus negocios.
Santos a pesar de su baja credibilidad, porque ha carecido de gobernabilidad política y le ha sobrado es chequera, no asegura la legitimidad del proceso hacia la paz, porque antes de haber manifestado que iba a dialogar con los del No debió asumir su responsabilidad en lo que pasó el 2 de octubre, hablando con la verdad; y no solo con el miedo y la mentira, a esos otros del No y del Sí, que son más allá que la voz de los expresidentes, y de su propia voz. Ya es tarde, siempre para ellos, para la clase dirigente es más fácil el simplismo, ocultar, tapar, negar- En este caso, quien mejor desarrolla esos mecanismos es Uribe y no Santos.
Es muy difícil que Santos reconozca que lo hizo mal, no solo su campaña por el Sí, también su mermelada y su agenda anti social y anti ambiental. Debía haber aceptado que mintió cuando expresó que el 3 de octubre, si ganaba el No, las FARC EP se tomaban las ciudades. Sí ese, terror verbal contra el propio proceso como ha sido su tendencia en estos 6 años, nadando entre las aguas de la guerra más que en las de la paz es el responsable. O reconocer que erró cuando se negó a través de su arquitecto, el sobrado Sergio Jaramillo, a comprender que La Habana requería novedosos espacios de participación.
Santos debe hablar con claridad y precisión que su paz es solo silenciar fusiles, y que lo más importante, en medio de una cierta modernización liberal y neoliberal de lo rural es el Sistema Integral de Verdad, de Justicia, de Reparación y de garantías de No Repetición. Y debe aceptar en su interior, que en realidad ha sido el logro más importante de las FARC EP, escuchando a la gente sobreviviente. Y si es la verdad lo sustancial, los retos son narrativos, son creativos, son los lenguajes y por supuesto las pruebas en lo judicial.
Y eso debe asumirse como verdad de apuño y realismo en la mesa con el ELN. Las franjas rojas de modelo global neoliberal en concesiones sociales y ambientales son pocas. Comprender esa condición es clave para el ELN, sin abdicar de sus principios, no hay condiciones objetivas en el modelo económico imperante para otra cosa, no hay Estado nación, hay Estado para la privatización. Así que de allí se deduce, cómo un segundo principio, en la mesa de conversaciones con esta guerrilla lo que se puede lograr son algunas concesiones o garantías para otra democracia, pero no la democracia misma transformadora.
Con ese realismo, el radicalismo de hoy, lo transformante, lo revolucionario es avanzar en una construcción de base, creativa y que motive a un proyecto alternativo a los empobrecidos y sectores medios que andan enceguecidos por el Uribismo, por el catolicismo, el neopentecostalismo, y el propio Santismo. Un poder conciente que asume que hay un largo tiempo de lucha y de trabajo para que otra democracia sea realidad
La legitimidad de lo nuevo parte por reconocer los límites del legítimo derecho a la rebelión, de comprender qué siente y de una pregunta de fondo, qué es lo que hace verosímil a las clases medias y bajas, la mentira? Y obviamente, de reconocer los propios errores de los egos, de los sectarismos, de las verdades reveladas de las doctrinas ideológicas que no se saben compartir y que no generan iglesias, si no guetos y sectarismos en la izquierda Es el tiempo de la desobediencia, lo fue en el 2003 y se perdió en el primer paro agrario, la relación campo ciudad, hoy hay una segunda oportunidad, en #PazAlaCalle en el Campamento de la Plaza de Bolívar y en las Vigilias del próximo fin de semans.
Las narrativas de izquierda e incluso las liberales, las discusiones ideológicas, hoy solo son aplaudidas o por los propios borregos lógicos, o por los que nacimos en una cultura política con brotes de ilustración en la lectura; pero no a los millones que en 140 caracteres expresan y se identifican con el fariseísmo, la farsa conservadora, y con las inamovibles doctrinas religiosas y o políticas que dan seguridad, que oprimen dando una experiencia de libertad, pero que generan condiciones subjetivas y que se objetivan con claridad. ¿Y que hay de tremendo en elegir la seguridad a la libertad? Eso es también, lo que urge resolver como pregunta razonable para ahondar en nuestras propias certezas y sensibilidades para encontrarnos con otros, con sus almas, sus sentimientos y sus pensamientos.
Si el prisma de nuestras interpretaciones continúan siendo esas expresiones de asumir al otro como alienado o enajenado, como absolutamente pervertido por el dominador, estamos lejos de aprender, lo que hoy sucede en una sociedad electrónica, de simplezas, de practicidad, de rapidez y simultaneidad, en la multiplicidad de movilidad interior.
Sigamos a este joven neopentecostal “No todos los cristianos, votamos por el No, pero sí tenemos muchas preguntas a los del Sí”. Así se expresa uno de los millares de jóvenes que participa en ese movimiento de iglesias cristianas que aborrecen a los homosexuales, que promueven a capa y espada el no al aborto en cualquier condición, y que son un poco distantes de las expresiones de Tradición, Familia y Propiedad, del catolicismo del Procurador y de muchos del episcopado colombiano.
“Vote por el sí, porque no es cristiana la violencia; voté por el Sí porque quiero una sociedad donde se respeten las diferentes creencias y eso incluye el respeto a mi iglesia y de mi iglesia a aquellos que consideramos enfermos o en el pecado como los homosexuales. Esto lo hice en contra de mi pastor. En mi iglesia estoy porque me da fuerza para creer en mí mismo como la voluntad de Dios hacia el bien; me transforma, porque he aprendido que los sueños se realizan, si creo en ellos. Eso cantamos con el rock, con la alegría. Me encuentro con unos del Sí, indecisos, incrédulos, participando de la corrupción, peleando por recursos de la campaña y que en realidad no creen en el bien común, que excluyen o se burlan de los gays o los trans”.
Entonces como como lo expresó Carl Jung “ al tocar un alma humana, soy apenas otra alma humana”, ese es el reto revolucionario, la superación del juicio, la aceptación de la realidad, la condición de base para que nazca lo nuevo, al encuentro de millones de soledades que están más allá del Sí y del No, que están en el Sí y el No, y que quieren lo nuevo, y lo nuevo es fresco, sin arrogancias, con simplicidad para llegar a lo profundidad del ser humano, el buen existir, más que el buen vivir, sin exclusión por condición alguna.Desobedecer.