Francisco, por favor acabe la Semana Santa

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Por: [Camilo de las Casas - [@[CamilodCasas]

Inconcebible pero cierto. Dos casos ayudan a ilustrarlo. Luego de la quema de su propiedad por hombres armados en el territorio colectivo de Pedeguita y Mansilla, las víctimas del despojo piden presencia institucional para ir generando garantías para su retorno, la respuesta del gobierno es según denuncia la ONG Justicia y Paz, que no pueden hacer nada en Semana Santa porque están en receso. Eso mismo ocurre en una Secretaria de Educación de Popayán el pasado viernes, cuando denunciantes de abuso sexual de niñas por parte de un rector acuden para exigir una intervención disciplinaria. Hay que esperar porque es semana de receso por la Semana Mayor, les dicen.

Dada la parafernalia de la Semana Santa propongo al Papa Francisco solicite al episcopado colombiano y ojalá de otros países del mundo por la laicidad, en este caso  del Estado colombiano, la eliminación de la Semana Santa dentro del calendario de vacaciones. De este modo, los que creemos en el respeto de los derechos de los ciudadanos, entre ellos los creyentes,  se puede lograr una condición para que el formal Estado garantista de derecho deje de sacar excusas para no asumir sus responsabilidades de protección. Ya no habrá unos funcionarios que puedan excusarse en sus responsabilidades por los recesos “obligatorios”. Esta decisión ayudaría a la propia Iglesia Católica colombiana. Esta tendrá que asumir que sus ovejas, están perdidas, en francachelas, y vacaciones, como parte de esta civilización que poco le interesa pensar, o tomar distancia de su propia vacuidad y que poco de ese rito sacrificial asume porque la parece más placentero vivir por vivir, y darse de vez en cuando una bendición para matar seres humanos con hambre, con balas, con impunidad, con minería. Es más, una osadía eclesiástica de este tipo, quizás les abriría a entender a sus ovejas, hoy perdidas en sus egos, y tal vez comprender que el sentido del placer del descanso es compatible con la búsqueda de la felicidad, y esa felicidad comprende opciones por lo justo. Si los creyentes se ocuparan del derecho al agua, del derecho de los animales, del derecho al aire puro, del derecho a otra democracia y no simplemente del derecho a vacacionar, el placer de quemarse en un rodadero sería mejor, pues harían causa común con la creación dada por su Dios trino al enfrentar la crisis climática.

La Semana Santa esa tradicional del carácter sacrificial maniqueo  ha caído en la otra Semana Santa la del carácter de la frivolidad. Si el Papa toma esa decisión, algunos colombianos, puedan seguir trabajando y profesando su fe, trabajando en el caso de los servidores públicos por el respeto y salvaguarda de los derechos de los ciudadanos. ¿O acaso los cristianos no son defensores de la vida en todas sus expresiones? O ¿acaso los despojadores, los violadores cesan en sus actuaciones en Semana Santa?, no, pero el Estado, sus agentes del Estado paran en su deber de protección. ¿Esto es poco cristiano o no?

De ninguna manera estoy proponiendo la negación del derecho a la pereza, del derecho al ocio, del derecho a descansar. Pero justo, si la Semana Santa se termina, los cultos serían solo para los creyentes como sucede en varias partes del mundo. Esos creyentes trabajan y van en las noches a sus rituales y descansan como la mayoría, los sábados y domingos. Eso quizás haría más cualititativo ese cristianismo anquilosado en su propio dualismo y haría que el Estado que se dice laico, fuera realmente laico.

Finalmente, dado que esta semana se asume como de descanso para los mercaderes del turismo, incluyendo, el turismo sexual de agentes de la DEA en Colombia y de otros no agentes, como se ha denunciado recientemente, propondría que los días desde el domingo de ramos hasta el de resurrección, se  distribuyan a lo largo de las 40 semanas del año, con días de descanso en donde los laicos y creyentes del Estado, y los creyentes de entes privados, organicen su vida como quieran, pero nunca en el caso de entidades estatales, estas se excusen en la Semana Santa para abdicar de la protección de los derechos de las víctimas del Estado y de otros pelambres. Esa es la verdadera expulsión del templo de Jesús hoy, optar por los derechos.