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Malasia ha descubierto más de 30 fosas comunes en las que habrían al menos 139 cuerpos de inmigrantes ilegales desaparecidos, víctimas de la trata de personas. También se han encontrado 17 campamentos donde eran recluidos los inmigrantes por las mafias ilegales que controlan el tráfico de personas.
En una operación conjunta de los gobiernos de Tailandia y Malasia contra las mafias y la trata de personas, fueron descubiertos 17 campamentos abandonados donde los inmigrantes malvivían a la espera de poder trabajar.
En estos mismos campamentos fueron encontradas al menos 30 fosas comunes donde depositaban los cadáveres de los inmigrantes que morían debido a las condiciones insalubres en las que estaban viviendo.
El origen de los inmigrantes ilegales es de Rohingya y Bangladesh y todo apunta a que son refugiados de los distintos conflictos que se están viviendo en sus regiones.
Todos ellos son víctimas de las mafias de trata de personas entre Tailandia, Birmania y Bangladesh hacia Malasia, país que vive una situación social, política y económica mejor que la de sus vecinos.
Las mafias aprovechan la situación de extrema pobreza, de exclusión social de las personas afectadas y de persecución para engañarles, cobrándoles por el transporte y por un futuro con trabajo y vivienda que más tarde los inmigrantes comprueban que era un engaño, siendo abocados a la explotación laboral y a la esclavitud.
Además, al no tener documentos legales, se exponen ha ser detenidos y expulsados del país, llevándoles a vivir constantemente en medio de la persecución y obligados a aceptar todo tipo de trabajos forzados.
Un ejemplo, es la etnia Rohingya de Birmania, que constituye una minoría de musulmanes en el país perseguida históricamente por el racismo en donde viven en condiciones de máxima pobreza y vulnerabilidad.