Foto: larazon.net
Por [Escritora Encuebierta ]
María y Ana (1), dos chicas lesbianas, se encontraban en un parque de atracciones muy reconocido y acreditado del país. La pareja se besaba, se abrazaba, andaba tomada de la mano: cosas que cualquier pareja haría. El problema es que no cualquier pareja es hostigada por demostrar su afecto en público.
Como era de esperarse, un empleado no tardó en acercarse a las chicas vociferando que tenían que controlarse porque había niños presentes y lo que hacían era una falta de respeto. La pareja por supuesto no se quedó callada, conocían sus derechos y estaban dispuestas a hacerlos cumplirse. Sin embargo, el empleado no estaba a dispuesto escuchar una sola palabra por parte ellas, cegado por su ignorancia solamente repetía que era una falta de respeto, acompañando su frase con gestos despectivos y burlescos. La pareja fue persistente, no abandonó el lugar porque sabía que era ilegal obligarlas a irse por eso.
La situación antes mencionada es el pan de cada día para los miembros de la comunidad LGBTI, de hecho, me atrevo a afirmar que el 80% de nosotros ha escuchado alguna vez estas mismas frases. Y es que, a pesar de que en el 2011 la Corte Constitucional falló a favor de una pareja homosexual masculina que impuso una tutela al haber sido forzada a abandonar un centro comercial por besarse y estableció que las parejas homosexuales pueden besarse en público (2), este acto discriminatorio sigue sucediendo una y otra vez.
La discriminación no viene sólo por parte de empleados, vigilantes e incluso policías, sino también por los mismos clientes que denuncian este comportamiento inmoral. Esto probablemente se deba a que para ellos es más fácil pretender vetar a dos personas del derecho a la dignidad humana y el libre desarrollo de la personalidad que tener una larga charla con sus hijos explicándoles la diversidad sexual.
Sin embargo, los homosexuales no tenemos por qué pagar por este tabú de las familias colombianas conservadoras a hablar sobre la diversidad con sus hijos. No tenemos por qué escondernos para demostrarle afecto a la persona que amamos. No tenemos por qué soportar este tipo de comentarios ofensivos. No tenemos por qué sobrellevar el escarnio público. La única falta de respeto que podemos estar cometiendo al ser homosexuales es permitir que nos pisoteen nuestros derechos.
Por esto, invito a todos los homosexuales a que no tengan miedo de tomar la mano de su pareja en la calle, a que no piensen dos veces antes de demostrarle cariño sólo porque están en un lugar público. Según la Corte Constitucional ''besarse de modo romántico con la pareja, sea o no homosexual, hace parte de los espacios de libertad individual que toda persona natural posee a la luz de su dignidad para vivir como se quiere, para su libre desarrollo personal y para el derecho a no ser molestado en esa elección específica que sólo a él o ella interesa''. Además, este derecho de libertad no puede ser restringido ''ni por un centro comercial en sus estatutos, ni una empresa de vigilancia''.
Y a todos los heterosexuales, los invito a que no tengan miedo de tocar esos temas tabúes con sus hijos. De todas formas, aunque lo eviten, en algún momento esos niños se verán enfrentados a este tipo de situaciones y es importante que haya una buena educación previa. Cabe destacar que hablar sobre la diversidad sexual no hará que sus hijos se conviertan en homosexuales, simplemente hará que se conviertan en personas más tolerantes y respetuosas.
Finalmente, para todos: ''Los países libres son aquellos en los que son respetados los derechos del hombre y donde las leyes, por consiguiente, son justas''. Maximilien Robespierre.
(1) Los nombres han sido cambiados para proteger la identidad de las víctimas.
(2) Sentencia T-909/11 http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2011/t-909-11.htm
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