Foto: Archivo particular
Por **Abilio Peña - ~~@~~Abiliopena
24 Jul 2017
Ante la rampante impunidad de nuestro país, la Verdad es la única esperanza de avanzar hacia una auténtica reconciliación. En su momento mientras se discutía en la Habana los términos de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad preocupaba a algunos sectores de la sociedad el que el informe que se pudiera producir no tuviera alcances jurídicos. Para otros, justo el que no los tuviera, se convertía en garantía de que no se dijeran verdades a cuenta gotas, amañadas, a conveniencia, tal como ocurrió en el caso de los procesos de la ley 975, respondiendo a los cálculos de la sanción penal o hasta restaurativa que se pudiera imponer y los poderes que se pudieran tocar.
Apostamos por que el informe de la Comisión de la Verdad tenga valor en sí mismo, que la verdad en una sociedad en que sus gobernantes ejercen el poder desde la mentira, pueda salir a la luz pública sin tapujos, sin medir los costos; que garantice efectivamente el esclarecimiento de crímenes, de sus responsables directos, pero fundamentalmente de sus determinadores quienes son los beneficiarios de la impunidad del Estado, vinculados a políticos, empresarios, sectores de las iglesias, medios de información, altos mandos militares, jefes de Estado y otros países.
Ahora el problema está en si existen las condiciones suficientes para garantizar que la verdad que expresen sectores vinculados con el paramilitarismo, se exprese. Ya en la reforma constitucional que hizo el congreso para dar vía libre a la Jurisdicción Especial de Paz, el miedo a esa verdad por parte de los congresistas, la mayoría de ellos de la “Coalición por la paz” echó al traste con la posibilidad de que comparecieran ante el Tribunal Especial de Paz los terceros responsables, excepto si se demuestra que una colaboración económica a los paramilitares, condujera a un crimen de lesa humanidad, algo casi imposible de probar. La financiación del paramilitarismo dejó de ser grave para los hacedores de leyes en Colombia. Ante esta realidad, queda entonces la posibilidad de que la verdad, al menos, sea confesada ante los Comisionados de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad.
Pero también está la disposición real de quienes conocen la verdad y que han sido victimarios, para confesar lo que conocen en toda su extensión: ¿Cuando, cómo, dónde, quienes ordenaron, financiaron y se beneficiaron de sus crímenes?.
Este fin de semana nos sorprendimos con la noticia de la reunión sostenida entre miembros de las Farc-Ep y exparamilitares. Trascendió en medios de información la alegría presidencial por el encuentro del que “le gustó la foto”, las satisfacción que produjo para algunos de los mediadores y sectores de víctimas por indicar un paso hacia la “reconciliación” y por parte de alguno de los paramilitares su manifestación de “comprometerse con la verdad”.
Los exparamilitares ya en otros momentos han hablado de su “compromiso con la verdad”, otros han dicho que el país “no está preparado para conocer la verdad” y algunos de ellos en sus versiones ante fiscales y jueces de “Justicia y Paz” dijeron algunas verdades, en algunos casos tan a medias que no tuvieron efectos directos en los sectores de poder que resultaron mencionados, en particular en los empresarios. Quizás quien más se ha atrevido a decir verdades es el paramilitar-empresario bananero Raul Hazbún.
Un ejemplo de la tímida verdad expresada lo representa uno de los exparamiltares asistentes a la reunión con los miembros de las Farc-Ep, Fredy Rendón Herrera -El Alemán-. De empresas presentes en la región de Urabá y Bajo Atrato, ha dicho que algunas le financiaron. Pero poco ha dicho de las circunstancia de modo, tiempo, en que lo hicieron. Pero más aún. Nada ha dicho de la alianza empresarial con ellos ni del proyecto político, social, económico del que fueron solo una pieza.
En la nueva fase que estaría iniciándose públicamente con la divulgación de éste dialogo, ¿estaría dispuesto a hablar el “Alemán”, por ejemplo, de todos los pormenores de la conformación, financiación, constitución legal, de la C.I Multifruits S.A? ¿Hablaría de los pormenores de la alianza comercial que estableció con la transnacional estadounidense Del Monte? ¿Hablaría de los detalles de la estructuración, conformación y vínculos institucionales de alto nivel con el gobierno de Alvaro Uribe a través de la Asociación Asocomun? Estaría dispuesto a revelar sus relaciones con miembros de la junta directiva de empresas bananeras como la C.I Unibán?
Las verdades al alcance de estos exparamilitares es la que necesita conocer el país, pero hay muchos poderes que serían tocados. ¿Estarán sinceramente dispuestos a hacerlo?