[Foto: Archivo]
[18 Julio 2016 ]
El 95% de la población en Briceño, Antioquía, vive directa e indirectamente de los cultivos de uso ilícito, es decir, por lo menos 600 familias de once veredas, que sienten temor por los desafíos que plantea el cambiar en menos de 2 meses lo que se ha constituido su modo de vida de los últimos 20 años.
Pese al miedo, que es apenas natural, tienen toda la disposición para aportar al plan piloto de sustitución que se pondrá en marcha en el marco de las negociaciones de paz, y según afirma Fabio Muñoz del Movimiento Ríos Vivos, parte de las exigencias que plantean a las partes son el desmonte de los grupos paramilitares, mayor inversión en infraestructura y educación, todo ello en el marco del punto uno de la agenda pactada en La Habana.
Muñoz asevera que esperan que en este plan piloto se tengan en cuenta las propuestas que han construido desde hace cuatro años las familias campesinas en lo que han denominado los espirales agroecológicos, para construir planes de vida digna para las comunidades en la lógica de la preservación del medio ambiente y la protección de los derechos humanos.