[Foto: Contagio radio]
[9 Sept 2016]
¿Cuántas tamboras habrá callado la guerra? ¿cuántas flautas añoran volver a las bocas de sus dueños? ¿cuántas plazas se quedaron sin teatreros? ¿Cuántas canciones murieron con sus cantores? El conflicto armado en Colombia no solo ha desplazado, desaparecido, torturado y asesinado, el despojo de la vida ha significado la expropiación de las tradiciones y el entierro de las raíces. Pero también ha demostrado que la cultura esquiva al olvido y para muchos y muchas, se ha convertido en trinchera desde donde resistir o desde donde exorcizar las tristezas.
Son diversos los escenarios que le apuestan, a partir de los lenguajes de la cultura, a defender y visibilizar los derechos humanos, la pintura y el cine, han encontrado caminos para contar los miedos y las alegrías. La Cultura se ha transformado en vehículo de reivindicaciones y en el lugar de encuentro para las historias y la reconstrucción de memoria, lo que no se podía nombrar ahora recobra voz.
¿Qué tiene el arte y la cultura que le facilita a las personas expresar sus vivencias? Tal vez sea la cultura la excusa para encontrarnos con el otro y empezar en conjunto a tejer un país en donde quepan todos los sueños, desde las casas en el aire hasta los tambores del Putumayo, sin miedos ni tristezas, todo al son de la alegría.