Por: Johan Mendoza Torres
Con qué descaro tan infinito la relación de los narcotraficantes con la empresa de la vicepresidente es pasada por alto por los periodistas de las cadenas corporativas.
Con qué descaro tan infinito, la relación del ñeñe Hernández con el presidente para comprar los votos con los que logró la presidencia es tratada y pasada por alto o incuestionada por los periodistas de las cadenas corporativas.
Con qué descaro hablan de una lucha antidrogas, cuando los altos funcionarios del gobierno colombiano están literalmente untados.
Con qué descaro no hacen muestras de indignación simbólica o verbal cuando hablan del matarife y sus secuaces, pero qué indignados se ven con cualquiera que atente contra su poder.
Con gran infamia hacen la lectura de la realidad, con datos falsos o a medias. Las familias colombianas quebradas y ellos haciendo fiestas sobre los despojos de la gente, y al final del pasillo, el ideólogo de la barbarie, un tal Londoño, con su conciencia manchada y su lenguaje cheverongo.
Convirtieron a Colombia en un país de narcos y no se les da nada. La pauperización de Colombia es una realidad. Con la plata de las familias colombianas hacen de su vida un privilegio, ponen en cargos a sus amigos corruptos y nada se les da, manipulan la ley a su antojo, pero nos hacen respetarla solo a nosotros.
Bandidos de cuello blanco, violadores de la voluntad popular, asesinos de las esperanzas de la gente, seguiremos repitiendo lo que son aquí o allá, porque eso es lo que son…eso es lo que son.
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Colombianos y colombianas: no nos entreguemos a la corrupta ideología del gobierno, que llena de moralismos reencauchados, roban el dinero de miles de empresas independientes y familias que con esfuerzos pagan impuestos, pagan sus cuotas, hacen maromas para sobrevivir y a pesar de ello tienen que despertar en un país envuelto en las llamas de la infamia.
Digámosle al mundo que Colombia será capaz de derrotar a esa clase política ladrona y corrupta que gobierna Colombia y recordemos que no será esa clase ladrona y corrupta la que nos diga qué caminos existen para derrotarla.
Afirmemos que no nos tocan ya sus discursos preparados con melaza retórica y protegidos por los periodistas de la barbarie dispuestos a tapar todas las porquerías que le hacen a usted y a su familia.
Colombianos y colombianas: un ladrón de clase alta, usted nunca lo verá con cara de “ladrón” ¿por qué? porque los ladrones de clase alta siempre engañan mostrando solo una cara de la realidad, la de ellos, y lo que es peor, con el descaro más absurdo la hacen pasar como la única realidad.
Pillos y filibusteros de cuello blanco, están haciendo lo que quieren con nuestra dignidad ¿Qué será entonces de las ideas de cambio en Colombia? ¿vamos a dejarlas morir? ¿vamos a entregarnos a estos miserables indolentes?
No. Desde el campo hasta las ciudades, mil veces diremos no.