Foto: MDZ
Las desoladoras y crecientes cifras de feminicidio y violencia contra la mujer, las cuales se han recrudecido en medio del aislamiento obligatorio, en el que han sido asesinadas al menos 113 mujeres desde el inicio de la cuarentena según registros del Observatorio de Feminicidios en Colombia, han puesto el foco sobre esta problemática social.
La violencia de la que son víctimas las mujeres, se manifiesta tanto en zonas rurales, donde por ejemplo se tuvo noticia de los indignantes casos de feminicidio en contra de Alba Lucia Caro y Sandra Patricia Martínez perpetrados por sus exparejas; como en zonas urbanas, donde por ejemplo en Bogotá, según información de la Secretaria de Seguridad del Distrito, los asesinatos contra mujeres aumentaron en un 8,6% en relación con el año anterior.
[La violencia contra la mujer en los territorios rurales]{.has-inline-color .has-very-dark-gray-color}
Jani Silva, lideresa social y representante de la Zona de Reserva Campesina Perla Amazónica (ZRCPA) es un vivo ejemplo de las mujeres que se han visto sometidas a padecer la violencia en su contra. Jani, ha sido amenazada en varias ocasiones por el liderazgo que ejerce en el Putumayo, viéndose obligada a desplazarse de la zona rural, al área urbana de su territorio, por miedo a que grupos ilegales atenten contra su vida y materialicen las amenazas que han realizado contra ella. (Lea también: Lideresa Jani Silva en riesgo tras descubrirse plan para atentar contra su vida)
algo que se ha podido rescatar de la pandemia es la colaboración y la solidaridad que se ha visto entre mujeres para su surgimiento, desarrollo mutuo y para el posicionamiento del rol de la mujer en los territorios.
Jani Silva. Lideresa social del Putumayo
Jani afirma que «la situación de persecución en contra de las lideresas es crítica y hay una falta de garantías para poder desempeñar nuestro trabajo». No obstante, señala que existen esfuerzos desde las comunidades para integrar a las mujeres en actividades productivas y que algo que se ha podido rescatar de la pandemia es la colaboración y la solidaridad que se ha visto entre mujeres para su surgimiento, desarrollo mutuo y para el posicionamiento del rol de la mujer en los territorios.
Jani resalta también la labor que se ha adelantado para involucrar a los hombres con miras a desarraigar un machismo que está muy instalado especialmente en algunas zonas rurales por cuenta de tradiciones e imaginarios equivocados de género. (Le puede interesar: ¿La justicia restaurativa puede contrarrestar la violencia de género?)
Nosotras hemos obtenido resultados cuando invitamos a nuestros encuentros y reuniones a toda la familia incluidos los hombres. Allí se pueden dar cuenta que en estos encuentros no se habla en contra de ellos, sino del valor que tiene la mujer y el respeto que debe tener el uno con el otro dentro del hogar»
Jani Silva, lideresa social y representante de ZRCPA
[La violencia contra la mujer en las ciudades]{.has-inline-color .has-very-dark-gray-color}
En la ciudad, dos miradas diversas de la misma violencia en contra de la mujer, dos mujeres que sufrieron de distintas formas este flagelo. Yaneth Suárez, sobreviviente de un intento de feminicidio y Adriana Arandia Cely, activista y hermana de Rosa Elvira Cely.
Yaneth Suarez tras ser víctima de un intento de feminicidio por parte de su ex yerno, quien también maltrataba física y psicológicamente a su hija, abanderó la causa de la defensa de los derechos de la mujer, primero abogando por su hija ante todas las instancias jurídicas e institucionales posibles y posteriormente, por todas las mujeres a quienes hoy asesora sobre las rutas de atención y las denuncias que pueden emprender para salvaguardar su vida, integridad y derechos.
Adriana Arandia Cely por su parte, quien sufrió de primera mano el dolor y el duelo que conllevó el crimen infame de su hermana y que hoy por hoy también está dedicada a la lucha para evitar que casos como el de Rosa Elvira Cely se lleguen a repetir.
Las dos coinciden en señalar que fueron los hechos desafortunados de las que fueron víctimas las que las motivaron a emprender esa lucha para proteger a las mujeres.
Jamás crees que una violencia te pueda llegar a afectar a ti. Tristemente hasta que no la vives, no entiendes que existe y que es real*»*
Yaneth Suárez, sobreviviente de intento de feminicidio
También concuerdan en afirmar que no se pueden «justificar las violencias» y menos aún revictimizar a las mujeres responsabilizándolas o culpándolas de las agresiones en contra de ellas mismas.
A las mujeres nos culpan por el hecho de ser mujeres y siempre se quieren justificar las violencias en nuestra contra
Adriana Arandia Cely, activista y hna. de Rosa Elvira Cely
Adriana Cely recalcó que lamentablemente la ley de feminicidio que se expidió luego del asesinato de su hermana «no está siendo efectiva y se quedó en el papel». Razón por la cual ella y otras mujeres han decidido «denunciar a los funcionarios que imponen barreras para el acceso a la justicia». (Le puede interesar: En Colombia no hay avances para detener la violencia contra las mujeres)
Sin embargo, ambas insisten en que es importante la labor de pedagogía y orientación que se hace desde algunas organizaciones y colectivos feministas para educar a las mujeres sobre las herramientas y mecanismos que tienen a su alcance para proteger sus derechos y el hecho de tejer «redes de apoyo» que propicien un acompañamiento y un soporte para las víctimas.