[Foto: vidacomomama]
[20 May 2016]
En la semana de parto humanizado se realizan actividades y jornadas de reflexión en el mundo en torno a la decisión de traer hijos o hijas al mundo. Sin embargo pocas veces las reflexiones son tan amplias como se esperaría. Algunas publicaciones afirman que hay una serie de situaciones en las que debería pensarse para comenzar a hablar o exigir el parto humanizado como un derecho.
Según partohumanizado.com.ar “el parto y el nacimiento humanizado se fundamenta en la valoración del mundo afectivo-emocional de las personas, la consideración de los deseos y necesidades de sus protagonistas: madre, padre, hija o hijo” y también “la libertad de las mujeres o las parejas para tomar decisiones sobre dónde, cómo y con quién parir, en uno de los momentos más conmovedores de su historia.”
En ese sentido se plantean varias contradicciones frente al modelo de salud generalizado para la práctica de los partos, por lo menos en América Latina, en que el proceso del parto está regido por una serie de estándares físicos como la medida de la dilatación, las semanas de gestación y las indicaciones médicas para la anestesia y la separación para “limpieza” de los bebes recién nacidos.
Según algunas definiciones internacionales el parto humanizado tiene los siguientes elementos:
- Intimidad, seguridad y apoyo emocional
- Ambiente y entorno apropiado
- Libertad de expresión
- Libertad de movimientos y posturas
- Asistencia profesional respetuosa
- Procedimientos naturales para abordar el dolor
- Intimidad y tiempo para recibir al bebe
Testimonios de miles de madres han denunciado que en el proceso de parto los profesionales de la salud tienen entrada libre a los sitios en que las mujeres se aprestan para el parto, se considera la sala de parto como el territorio de los trabajadores y no de las mujeres, sus familias y los bebes que llegarán al mundo. Además el proceso está atravesado por una serie de estigmas de “flojas” o sencillamente el "placer de hacer pero no de parir".
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud advirtió acerca de la “epidemia de cesáreas innecesarias” que se practican en América Latina, siendo Colombia uno de los países con más altos índices de esta práctica llegando a un 43% después de república Dominicana con 44%. En ese sentido la OMS indició que esta práctica debe restringirse a los casos en que sea estrictamente necesaria por indicación médica y no por “evitar el dolor” o por descongestionar las salas de parto.
En Colombia algunas experiencias, desde la práctica, asimilando conocimientos ancestrales, están desarrollando prácticas que poco a poco van abriendo espacio para que el parto humanizado sea por lo menos un tema de debate formal e informal. Una de esas experiencias en la Casa de Mujeres Bachue que desde hace varios años trabaja por el derecho de las mujeres a vivir un parto humanizado.
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