Foto: pxhere
[Septiembre 2017]
Respetado pastor
Espero que esté bien.
[Perdóneme por escribirle anónimamente pero sentía la necesidad de desahogarme.]
[Me congrego en la Iglesia desde niño, primero acompañado de mi mamá y luego con mis amigos; ya tengo más de 20 años. He sido bendecido por el Señor y para mi vida ha sido muy importante el culto y la enseñanza; la alabanza ha fortalecido mi fe. Mis mejores amigos son de la Iglesia.]
[Le confieso que comencé a vivir un infierno cuando me fui dando cuenta que no sentía atracción por las mujeres; y lo peor, me atraían los hombres, no podía evitarlo. Cuando iba a Iglesia y la Palabra del Señor y sus enseñanzas decían que los homosexuales estaban condenados, que eran una aberración y que era aborrecido por Dios, me sentía muy mal. ]
[Pero mi atracción por los hombres no la podía evitar. Oré intensamente, hice ayuno, leí la palabra de Dios y muchas veces le pedí a usted que orara al Señor por mi salvación sin decirle porqué. Usted lo hizo y nada cambió en mí. Me alejé de la Iglesia unos meses, volví, me arrepentí, lloré y nada ha cambiado, no me atraen las mujeres y sigue mi atracción por los hombres. Me aterroriza la idea de ser homosexual, pero no puedo evitar sentir que lo soy.]
[¿Cómo negar lo que siento, que no lo busqué y no lo pedí? ¿Por qué me pasó a mí si fui un buen creyente y fiel a la Iglesia? Pero la realidad es que desde niño nunca me llamaron la atención las niñas.]
[He seguido con atención sus predicaciones y he puesto en práctica sus enseñanzas para salir de esa perversión que lleva al infierno, para dejar ese pecado. Pero ha sido inútil, no he podido.]
[ Tengo miedo, mi fe está en crisis. No sé qué hacer con mi vida]