Siria, Rusia y el imperialismo

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Foto: lahistoriaconmapas.com

[Cesar Torres del Río ]

La guerra de las potencias mundiales y regionales contra los pueblos  del  Medio Oriente ha dejado  a buena parte de  analistas, cancillerías, políticos y académicos sin brújula; en lugar de ésta, ellos ahora portan el GPS antiimperialista con la marca registrada de “Campismo” (ver Aidiana Martínez, “La lucha de Rusia contra el terrorismo”, Servicio Informativo Alai-Amlatina, octubre 12 de 2015).  No pueden ver, por ejemplo, que los imperialismos ruso, estadounidense y europeo están apoyando al criminal régimen de Bashar Al-Asad con la mascarada de la lucha contra el terrorismo del Daesh; sólo logran captar los “campos” de los Estados y, así, apoyan el “antiimperialismo” del gobierno sirio (visión compartida por la corriente chavista gubernamental), contra las intervenciones de los imperialistas. Pero los pueblos no se arredran; resisten y continúan su subterránea  labor de excavación.  “Excelente zapador eres, viejo topo”.

Medio Oriente es hoy una región intervenida militarmente y fraccionada por el imperialismo, el ruso, en primer lugar, y el europeo por la vía de Francia esencialmente. Es también lugar de emergencia de potencias regionales, tan dictatoriales o más que la misma Siria : Turquía, Qatar y Arabia Saudita; epicentro del terrorismo del Estado Islámico y su “Califato” (financiado y permitido por los gobiernos de Occidente, por Siria e incluso por Turquía); lugar de construcción (Siria, Israel) de nuevos muros bajo los cuales, se cree, los genocidios (kurdo, palestino, sirio) quedarán impunes; territorio de gaseamiento de los kurdos (Siria, Irak, Turquía); y zona telúrica de confrontación político-religiosa entre chiítas y sunitas (Irán, Irak, Líbano y Siria).

Es en Siria en donde la atención mundial se centra hoy.  Bashar Al-Asad  es apoyado por Rusia, Irán y las milicias libanesas del Hezbollah; la solución prevista hasta hace unos meses contemplaba la retirad del gobernante; hoy éste es visto como parte de una situación de transición. Recordemos que Siria es el país del cual ha partido el mayor porcentaje de los refugiados que hoy navegan en los ataúdes marítimos para alcanzar costas europeas; una crisis humanitaria de la cual la Unión Europea es también responsable.

El objetivo político y militar de Al-Asad es acabar la resistencia del pueblo sirio y sus distintas manifestaciones clasistas, perseguir a las minorías y doblegar  a los kurdos. Rusia, de la mano con Siria, está bombardeando los débiles bastiones de la oposición y, en menor medida, los blancos del Daesh; por ahora lo que le importa es mantener su predominio en la región - sosteniendo a Al-Asad - y resguardarse de intervenciones indebidas de Estados Unidos. Irán, de mayoría chiíta, participa del festín y se coloca en posición fuerte frente al Estado judío. Francia continúa los bombardeos. En medio de la guerra, el terrorista Estado Islámico se fortalece militar y políticamente y arremete, junto a Occidente y los regímenes árabes, contra las organizaciones sociales y los grupos que encabezan la oposición militar y política: Ejército Sirio Libre, grupos kurdos del PYD, el movimiento popular en general y los Comités de Coordinación Local - últimos éstos que continúan denunciando la intervención militar rusa.

En cuanto a Israel, con diferencias notorias frente a Washington (acuerdo nuclear con Teherán, por ejemplo) pero siempre contando con su aval, mantiene la vigilancia en la región, en especial frente a Irán, y sobre Siria aunque en esta coyuntura está pasando de agache frente a Al-Asad y espera …  Paralelamente continúa su expansión militar colonialista en territorio palestino y mantiene como blanco militar a la población civil. Frente a los últimos hechos de fines de este año, la resistencia palestina bien podría convertirse en una nueva intifada; sarcásticamente, entre tanto, ondea la bandera palestina en la sede de las Naciones Unidas …

Frente a todo este panorama hay que seguir insistiendo en el derecho a la autodeterminación de los pueblos - incluido el derecho a la separación (kurdos especialmente) -, en su derecho a la resistencia, en la solidaridad con las minorías y los pueblos oprimidos, en la denuncia a la agresión imperialista, de Occidente y de Israel, y en la clarificación de la verdadera naturaleza de los regímenes como el sirio y en el debate con la visión “campista”.