Por [Superandianda ]
Me pregunto si durante la cobertura a la VII Cumbre de las Américas 2015, los periodistas colombianos resaltaron el discurso de Rafael Correa, presidente de Ecuador, donde enfáticamente señaló el monopolio de las elites latinoamericanas en los medios de comunicación. El tema central de la intervención del mandatario ecuatoriano es ajustable para que Colombia comprenda el poder que ejercen las empresas privadas mediante sus cadenas de información en el paso de la violencia a la paz y señalar al periodismo como el cuarto actor del conflicto, ya que sin usar armas de fuego han sido más peligrosos y violentos que los mismos “terroristas” que las han portado durante más de 50 años. Para llegar al contexto del asunto cabe citar su reciente intervención en la cumbre organizada en Panamá:
“Y hablemos de libertad de prensa: cuando las élites latinoamericanas afirman que no existe libertad de prensa es porque sus medios de comunicación ya no tienen impunidad para manipular la verdad o porque nos atrevemos a contestarles y desenmascarar sus mentiras (...) cuando denuncian dictaduras y autoritarismos es porque ya no pueden someter a nuestros gobiernos a sus caprichos e intereses. Cabría preguntarse si una sociedad puede llamarse verdaderamente libre cuando el derecho a la información y la comunicación social están en manos de negocios privados con fines de lucro (...) creo que todos coincidimos en que una buena prensa es vital para una verdadera democracia, pero también debemos coincidir en que una mala prensa es mortal para esa misma democracia, y la prensa latinoamericana es mala, muy mala"
Mientras en la organización de la cumbre de las Américas los temas a tratar fueron de paz, soberanía, dignidad y resistencia de los pueblos latinoamericanos, los “periodistas-periodistas” colombianos siguen manteniendo un argumento tan absurdo y obsoleto como es el de insistir en un sistema de guerra sin salida política, principal obstáculo que no permite a Colombia sumarse a la transformación social que se desarrolla en los pueblos del sur. Es una verdadera lástima que palabras tan precisas como las del ya citado Rafael Correa o Raúl Castro no sean difundidas ni tomadas en cuenta en los medios anticastrochavistas colombianos, medios de desinformación vendidos que no cesan en hacerle la guerra a la paz.
“¿Por qué no te callas Vicky Dávila?” No sería censura a la prensa sino una campaña para regular aquellos periodistas que emplean a los medios de información para el servicio de las grandes elites privadas dueñas del sistema burocrático y de una clase corrupta que se sostiene en el estrato más alto. Cuando este tipo de periodistas señalan a Venezuela como dictadura olvidan explicar que las dictaduras no son elegidas en las urnas por más de la mitad de votantes, ni defendidas por los sectores sociales más humildes; cuando hablan de la miseria del comunismo de Cuba no mencionan que dentro de ese sistema satanizado, no existe desnutrición infantil, que su excelencia en el área educativa es tan alta que los capitalistas viajan a soportar el régimen de los Castro para obtener las mejores especializaciones y que su sistema de salud es tan precario que es el mejor modelo según la OMS para el mundo entero.
El cuarto actor del conflicto armado en Colombia son los medios dependientes, dependientes del poder de las elites privadas que tanto daño nos han hecho, así como el monopolio de los medios en los países del sur que intentan sabotear la búsqueda de la verdadera y definitiva independencia. A Colombia le ha faltado el valor para combatir la violencia con verdadero periodismo, trabajo independiente e identidad latinoamericana. Existe otro culpable del conflicto colombiano que nunca nombran: es ese cuarto poder, el otro actor que no permite sumarnos al sur sino que insiste en seguir manteniéndonos como un apéndice del norte.
Imposible que no quede en la historia la cumbre de las Américas 2015, no solo por la participación por vez primera de Cuba sino por la unión en un solo discurso: la libertad y soberanía latinoaméricana. Toda una cumbre Castrochavista, como diría la ultraderecha colombiana.
[@Superandianda]